¡ESTO ES INCREÍBLE!

Hace unos años se publicaba en España una especie de revista en la que aparecían reportajes, por llamarlos de alguna manera, bastante curiosos. Se daban instrucciones para conseguir broncearse con una máquina fotocopiadora o se hablaba, como no, de la presencia de habitantes de otros planetas en la Tierra. La revista en cuestión se llamaba Cosas Asombrosas o algo así y creo que sigue teniendo seguidores en Estados Unidos.

Hace unos años nos hubiera parecido igualmente increíble que un Gobierno cediera ante el chantaje de los terroristas, que negociase el futuro de nuestra nación con los que nos asesinan o que un fiscal de la Audiencia Nacional, siguiendo instrucciones de sus superiores, ejerciera de abogado defensor de un etarra. Pues todo esto está sucediendo en España y la gente parece darle la misma importacia que a la máquina fotocopiadora con la que consigues un bronceado envidiable.

Si aún nos parece increíble todo lo enunciado, hace pocos días pudimos ver cómo el mismísimo míster X daba una conferencia sobre las garantías que la ley debe ofrecer en un Estado de Derecho, en la misma charla, y hablando de seguridad jurídica teníamos al juez Baltasar Garzón. Otra vez, juntitos los dos, el señor de los GAL y el que casi le mete en la cárcel, aunque al final le tembló la mano, y que ahora anda buscando la manera de redimirse y no pierde la oportunidad de ayudar a este Gobierno-Traidor en su proceso de rendición ante los terroristas.

Pero todavía hay más. Hoy, en el colmo de las cosas asombrosas que sobresaltan aún a españoles decentes, hemos oído a Polanco hablar del respeto a las reglas del juego. ¡Toma nísperos! (como diría mi admirado y añorado Jaime Campmany), eso sí, debido a su propia experiencia siempre al lado del poder, también ha recordado sus vivencias en la época franquista que no destacan precisamente por haber pasado hambre.

Como vemos, el listón de las cosas increíbles que hemos vivivo parece difícil de superar pero, para los miserables que nos gobiernan es realmente fácil conseguirlo. Así que, si alguno sigue empeñado en quitarse la palidez invernal con la fotocopiadora, que siga intentándolo. Como podemos comprobar, cosas más raras se han visto... y lo que nos queda.