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Friday, September 29, 2006

VUELVE EL NÚMERO DOS

Ya tenemos la portada de mañana en todos los diarios que se publican por España o lo que queda de ella. Reaparece con toda su fuerza el omnipresente juez super-estrella Baltasar Garzón. El que comenzó instruyendo el sumario de los G.A.L. y que después se situó detrás, no en el sentido físico supongo, de Mr. X y sí en las listas electorales para mayor gloria del partido de la corrupción y de los asesinatos de Estado. El mismo que, desencantado con su experiencia política y no viendo colmada su ansia infinita de poder, volvió a retomar su puesto en la Audiencia Nacional para hacer la puñeta a su otrora amigo el entonces juez, Javier Gómez de Liaño. El que la mañana del 11-M acudió raudo a uno de los escenarios de los atentados sin que nadie lo llamase y sin que fuera competente en el caso, pero él es así de profesional (iría a interesarse por la suerte del que fue su guardaespaldas y supuestamente implicado en la masacre, un tal Kalaji). El que, en fin, se marchó a los EE.UU para no aprendender nada y regresar para seguir desacreditando, más si cabe, a la Justicia española.
Ese mismo personaje, al que retratan estos y otros antecedentes lamentables, acaba de imputar a los peritos que elaboraron el informe en el que se relacionaba la existencia de ácido bórico en poder de terroristas etarras y de otro implicado en los atentados del 11-M, el delito de falsedad documental. Aunque parezca increíble los que falsean son los primeros que redactan y registran el informe no, según Garzón, los que lo mutilan para evitar que conste referencia sobre los asesinos etarras (y que el juez instructor del caso pueda sospechar algún tipo de enlace entre ambos hallazgos) y los que emplean el típex para borrar cualquier rastro del informe original en el libro de registro. Lo hace asumiendo unas competencias que no tiene y basándose en que los peritos imprimieron de nuevoel informe redactado en primer lugar que guardaban en su ordenador y lo volvieron a firmar para que su superior pudiera constatar que había sido claramente manipulado. Alucinante.
Desde aquí sólo me queda instar al Ministerio del Interior para que condecore al juez super-estrella y a los abnegados funcionarios que "modificaron" el informe original para que, siguiendo el ejemplo de los desmemoriados escoltas de Bono, puedan lucir sus galones con absoluta indecencia y después de esto ¿podrán dormir tranquilos? Desgraciadamente, me temo que sí. Es lo que tiene la miseria moral: no produce remordimientos.

The WeatherPixie my pet!