EL MUNDO MATRIX ZP Y SU PAZ

Ya estamos metidos de lleno en el famoso y estupendísimo "proceso de paz". Ahora sólo debemos saber valorar las circunstancias de tan prodigioso momento, debemos no aplicar la ley sin antes pensar en las consecuencias, sentarnos a dialogar con los terroristas y, mirándoles a los ojos, decirles que abandonen la violencia y, por supuesto, es la hora de la generosidad para que todo concluya con un final feliz. Es decir, debemos perdonar, olvidar y negar justicia a las víctimas para que los asesinos disfruten de su batallada república socialista vasca en la que, obviamente, no caben los que no piensan como ellos.
Dice Rodríguez que la sociedad se ha ganado el derecho a vivir en paz pero ¿y la libertad? ¿Acaso hay todavía ingenios, incautos, insensatos o, simplemente, traidores que piensan que los asesinos van a dejar de matar sin conseguir nada a cambio? Pues los hay o quieren que creamos que existe ese tipo de gente. La sociedad no se ha ganado ningún derecho somos las personas que integramos esa sociedad los que tenemos derecho a vivir en paz y en libertad y eso no nos lo puede otorgar una banda terrorista.
Por un simple cálculo de probabilidades ni Rodríguez ni sus compañeros de gabinete ni los altos cargos de su partido tendrán nunca que sacar el cadáver de su hijo del interior de sus flamantes coches oficiales, ni tendrán que reconocer el cuerpo deshecho de sus padres, ni sentirán la angustia de no saber qué ha sido de su marido o de su mujer secuestrados. Por esa sencilla razón, ni Rodríguez ni sus compañeros de gabinete ni ninguno de los altos cargos de su partido pueden negociar nada con una banda de asesinos.
Desgraciadamente, lo harán. Les miraran a los ojos y me gustaría que nos contasen que ven en ellos, se sentarán con los terroristas en la misma mesa y les reirán las gracias, quedarán incluso para tomarse algo y les indicarán qué pasos deben dar para que todos salgan beneficiados. El maldito y embustero "proceso de paz" puede terminar con el éxito buscado por Rodríguez y los suyos pero el precio ha sido, es y será demasiado alto.
Por eso, para denunciar la traición, la rendición y la mentira debemos salir a la calle de nuevo. La cita el próximo 10 de junio a las 6 de la tarde en la Plaza de Colón (Madrid). No faltéis.