MEMORIA SELECTIVA

Hemos tenido el disgusto de escuchar al presidente Rodríguez elogiar fervientemente la época de la II República a la que toma como referente para su política y a la que adorna con valores, méritos y logros de los que careció.

Nos ilustra con los avances conseguidos en tan idealizada época, como la concesión del derecho de voto a las mujeres, derecho al que, por cierto, se opuso su partido porque consideraba que se trataba de un voto influído por la Iglesia y, por lo tanto, de ello se beneficiarían los partidos de derechas. Por entonces, aquel Partido Socialista no gozaba del poder que ahora disfruta y las mujeres, afortunadamente, pudieron votar. Está bien que Rodríguez presuma de ello pero se echa en falta alguna que otra escusa por la posición mantenida en tan gloriosa época por el partido de sus amores, pero quizá desconozca el episodio o se limite a ocultarlo en ese afán desmedido por reescribir la Historia.

También se ha dedicado a alabar los derechos sociales y las libertades conseguidas, claro que no hablaba de los que disfrutaban los religiosos perseguidos y asesinados por ¿sectores radicales? ¿elementos incontrolados? Eso sí, con el beneplácito del maldito gobierno del Frente Popular que logró acceder al poder usando las artimañas más rastreras y con un más que probado fraude electoral. Por cierto, eso me suena de algo y estoy segura de que a Rubalcaba también.

A lo que no ha hecho mención es al golpe del 34, que su abuelo el fusileta contrubuyó a abortar, a la inseguridad ciudadana que asolaba España por entonces, al paro, a las huelgas convocadas en todos los sectores, a la grave crisis económica, al hambre, a la penosa situación del campo... ¡Bah! Minucias sin importancia que no pueden oscurecer una época tan fascinante.

Mira con satisfacción la etapa en la que sus compañeros de partido buscaban imponer la dictadura del proletariado, la etapa de gentuza que justificaba y alentaba, cuando no practicaba, la persecución y el asesinato de religiosos, la etapa de miserables que deseaban la exterminación de sus adversarios políticos. Exactamente igual que ahora, los que temíamos la vuelta de tan vergonzoso y lamentable episodio de nuesta Historia estábamos en lo cierto. ¡Peligro! Ha vuelto el Lenin español.