YA TENEMOS TREGUA

Aquí está la deseada noticia por Rodríguez y su banda. Ya pueden levantarse y sacudirse la mierda acumulada después de tanto arrastrarse suplicando a los terroristas una tregua, hoy éstos, haciendo gala de su generosidad, nos han obsequiado con un "alto el fuego permanente". Ya tienen las manos libres para negociar, ahora sin esconderse, con los asesinos.

Durante estos dos años hemos asistido a la cesión continua que el gobierno ha hecho a los terroristas, durante dos años hemos contemplado cómo el gobierno negaba mientras negociaba con etarras, durante dos años se han dado pasos para conseguir un anuncio del fin de los asesinatos pero, para mí y para muchos otros, este anuncio no basta porque a partir de ahora ¿van a cesar las extorsiones? ¿van a desaparecer los actos de violencia callejera? ¿se han terminado las amenazas? ¿pueden los no nacionalistas sentirse libres y a salvo?

El comunicado en el que tres encapuchados (lo que dice mucho de su condición) anuncian que nos perdonan la vida no es nuevo y en él creo no haber apreciado ni la fecha ni el lugar en el que van a entregar las armas, ni nos hablan de la disolución de la banda, ni piden perdón por el sufrimiento causado ni, por supuesto, asumen el pago de sus crímenes. Nada nuevo.

Lo sorprendente ha sido la reacción de algunos impresentables que se han apresurado a celebrar la noticia, como Odón Elorza, quien en un alarde de solidaridad con las víctimas ha brindado por los "ausentes involuntarios" o como Conde Pumpido que, rápidamente, se ha encargado de ponerse a disposición de los asesinos para cumplir con alguna de sus pretensiones. Por si quedaba alguna duda de sus intenciones, ellos solitos se han encargado de aclararnos que no pondrán ninguna pega a este proceso.

Ahora es fundamental estar al lado de las víctimas, más que nunca, no debemos dejarlas solas. Ellas son las que tienen la razón moral y la última palabra para exigir que no se negocie (más aún) ni se ceda al chantaje terrorista. Ellas han sido las grandes sacrificadas, ellas ya lo han dado todo, ya han padecido bastante, ya han sido demasiadas veces ninguneadas y menospreciadas y ya no se les puede exigir más generosidad. Ahora es el tiempo de que vean satisfecha su ansia de justicia, no son (como muchos miserables pretenderán hacernos creer) un obstáculo para la paz sino la conciencia de todos y los que nos han alertado de que un Estado que se denomina democrático y de Derecho no debe rendirse ante los terroristas.

De momento, casi todos tenemos muy claro que no debe pagarse ningún precio político por el cese de los asesinatos. Ninguno. Yo además creo que no hay nada que negociar con terroristas, salvo concertar el día de su disolución y la entrega de su armamento. Lo demás es una cesión y aceptar que del asesinato y de la extorsión se puede obtener un beneficio. Otra vez tenemos la ocasión de no caer en la trampa y yo no voy a dejarla pasar.