A VUELTAS CON LA TREGUA

Dicen que tras la tempestad viene la calma. Quizá sea cierto cuando hablamos de fenómenos meteorológicos pero es más difícil de precisar, por no decir imposible, si nos enfrentamos con asesinos.
Hoy todo el mundo parece saber interpretar la voluntad de la banda terrorista E.T.A., se alaba su voluntad de diálogo, se aprecia su generosa concesión de no asesinar de momento y se nos pide que le demos una oportunidad a la paz ¿nos hemos vuelto locos? Que yo sepa, los españoles de bien nunca le hemos negado oportunidades a la paz, han sido los asesinos los encargados de segarnos la esperanza y la vida cuando así les ha convenido.
Disculpen mi falta de optimismo pero, a pesar de la cautela y la calma que nos piden nuestros miserables gobernantes, las cosas están cada vez más claras. Vamos a ver:
- E.T.A. emite un comunicado en el que plantea sus exigencias: autodeterminación, liberación de presos, ausencia de presión policial y judicial y legalización de su brazo político. Si no se cumplen sus pretensiones, seguirán asesinando. Es decir, lo mismo que ya teníamos pero ahora lo especifica por escrito y lo hace público para cumplir con ¿lo pactado?.
- El presidente por accidente dice que se tomará su tiempo para analizar si se abre una negociación con los asesinos y en qué términos se produce. O sea, que el comunicado es la escusa perfecta para hacer públicas unas negociaciones de las que ya han sacado ventaja los terroristas con la legalización del PCTV, la relajación de las medidas destinadas a impedir las actividades de la ilegalizada Batasuna, la destitución de Fungairiño, la persecución y criminalización de las víctimas, la ausencia de detenciones de terroristas en España durante más de 7 meses o la no condena de los atentados por parte del que dice gobernarnos.
- Adelantándose a los acontecimentos, llevados por el entusiasmo o quizá siguiendo las instrucciones de sus amos pero sin guardar las formas que impone el caso, algunos rastreros sinvergüenzas se han apresurado a reclamar cambios en la legislación antiterrorista o, lo que es más grave por venir de quien viene, pedir que se tengan en cuenta las nuevas circunstancias a la hora de adoptar decisiones judiciales que atañan a los terroristas (me niego a comentar de nuevo la actitud del cabrón de Odón Elorza porque me parece el colmo de la miseria moral).
Pero bueno, ¿quién se rinde aquí? Yo pensé que de lo que se trataba era de acabar con E.T.A. no de darle facilidades para que, haciendo gala de su inmensa bondad, deje de matarnos.
Ahora bien, hay algo importante y que diferencia esta graciosa concesión terrorista de las anteriores (además de que es evidente que ha sido pactada con anterioridad). En otras ocasiones, la banda se enfrentaba con una nación llamada España y ahora lo hace con un concepto discutido y discutible. Con la aprobación del Estatuto catalán se romperá la soberanía nacional, la unidad jurisdiccional que garantiza nuestros derechos y vela por el cumplimiento de nuestras obligaciones y la igualdad de los españoles con independencia del lugar en el que vivan.
El impresentable de Carod-Rovira negoció en Perpiñán con los asesinos etarras la ruptura de España y E.T.A. ha ido facilitando que esa ruptura se produzca, gracias a la colaboración inestimable de Rodríguez y sus concesiones para que esta tregua que tanto necesita se produjera. Para ello fue necesario un cambio en el gobierno que tuvo lugar como todos recordamos, de ahí la negativa a que se lleve a cabo una investigación rigurosa de todo lo ocurrido aquel fatídico 11-M.
Finalmente, tras su actuación de ayer en el Congreso (hay que ver cómo ha cambiado el cuento, ayer descubrimos a un gran actor) lo que debe hacer Rodríguez, más zETAp ahora que nunca, es aclararnos a todos los españoles cuanto antes qué concesiones ha hecho para conseguir esta tregua y cuáles está dispuesto a seguir haciendo. Quizá con esta colaboración y con este pacto con los terroristas vuelva a ganar unas elecciones pero el precio será muy alto y, tarde o temprano, deberá pagarlo.