BENEFICIOS PARA ALGUNOS

Hoy hemos conocido la noticia de que durante el año pasado 110 terroristas etarras dejaron las cárceles españolas, 80 en régimen de libertad provisional bajo fianza y 30 con la libertad definitiva bajo el brazo. Entre estos últimos se encuentran los sanguinarios Mercedes Galdós, autora de 11 asesinatos y condenada a 800 años de cárcel de los que sólo ha cumplido 19, y Juan Mª Tapia Irujo que es responsable de 4 asesinatos y 1 secuestro y fue condenado a 90 años de prisión.
También hemos sabido que las fianzas abonadas para que esa gentuza pisara de nuevo la calle oscilan entre los 10.000 y los 18.000 euros (excepto la de Arnaldo Otegui, que ascendía a 400.000 euros cantidad conseguida, con sorprendente rapidez, en 48 horas).
Ante estos datos puedo deducir que matar en España es muy, muy barato. Terroristas sin arrepentir dejan las prisiones para atemorizar a sus víctimas instalando negocios cerca de las casas de los que un día asesinaron, riéndose de su dolor y disfrutando con el sufrimiento que todo ello produce. Los que un día se declararon insolventes para no tener que resarcir, ni siquiera en lo ecónomico, a las víctimas de sus crímenes, disponen de muchísimo dinero para ahora poder invertirlo en el pago de fianzas. ¿Es tan difícil seguir el rastro a ese dinero que tan mal huele? ¿Es tan difícil conseguir que alguien investigue la procedencia de esa vía de financiación del terror y así acabar con ella?
Los datos son más que evidentes, excarcelaciones de terroristas sin que nadie haga nada por evitarlo. Dirán que son cosas que no se pudieron remediar o... no quisieron, porque ¿había que esperar a conocer el escandaloso caso de la próxima excarcelación de un asesino como Henry Parot para actuar? ¿Son menos asesinos Mercedes Galdós o Tapia Irujo o los pillaron antes de que incrementaran su lista con más sangre inocente? Me parece absolutamente increíble que cosas así puedan pasar en lo que llaman un Estado de Derecho, quizá no sea para tanto y los que se encuentran realmente protegidos son los terroristas. Cuando al ciudadano de a pie, el que paga religiosamente sus impuestos y cumple con sus obligaciones, le atemoriza enfrentarse a un proceso judicial algo está fallando; cuando las víctimas se sienten agredidas y menospreciadas por su gobierno, algo no funciona bien; cuando sientes que los cuerpos de seguridad del Estado no hacen correctamente su labor y te sientes engañado y manipulado (no quiero ahora enrollarme con la trama del 11-M que daría para mucho), algo huele a podrido dentro de lo que llaman un Estado de bienestar, un Estado proteccionista y garantista pero... ¿para quién?