SALIR A LA CALLE

Ahora a los izquierdosos les ha dado por defender las distintas sensibilidades religiosas, sobre todo o, mejor dicho, únicamente las de fieles musulmanes y justifican la barbarie y el odio que esta gente tan civilizada demuestra atacando embajadas y quemando banderas.

En los países que defendemos y amparamos la libertad de expresión les hemos ofendido. Aquí, destino de muchos de esos musulmanes, donde les permitimos mantener sus costumbres, su forma de vestir y les facilitamos que practiquen su religión hemos ultrajado sus sentimientos.

Desde luego, somos unos monstruos que no encarcelamos, de momento, a nadie por expresar sus opiniones y si los ofendidos somos los católicos no pasa nada porque no nos defendemos de la misma manera. Grabar una confesión para mofarse de lo que allí se dice, atacar a obispos y curas, publicar viñetas ofensivas (algo que sucede desde hace muchos años), caricaturizar todo lo que huele a católico en obras de teatro, series de televisión y películas forma parte del deporte nacional.

Y cuando todo esto se lo planteas a un sociata acérrimo te dice que, si nos parece, nos defendamos igual que los musulmanes porque ahora a la calle se sale por cualquier cosa. ¡Hombre! ¡Hemos dado en el blanco! Les duele que millones de personas salgan a la calle para defender a la familia, el derecho a la educación o en contra de la política antiterroristas (o filoterrorista, más bien) de este gobierno. Eso sí, lo hacemos sin saquear comercios, apedrear edificios ni agredir a nadie. ¿Raro, verdad? ¡Qué le vamos a hacer si somos así de educados por mucho que les extrañe!

Por todo eso y, sobre todo, porque las víctimas lo merecen, el próximo día 25 de febrero volveremos a salir a la calle para defender lo que creemos justo y, además, porque a los progres traidores sin principios les duele y mienten para tapar su vergüenza y su rendición ante los terroristas.